Monday

Click.



Sacando fotos capturamos momentos, inmortalizamos sensaciones. Yo me opongo a las sonrisas. No quiero recordar falsa alegría, elijo la absurda sensación de realidad a cada instante, aunque lejos esté de lo estético, y la elijo también en el recuerdo.
Todavía no entiendo porque la gente, al igual que en un escenario, cree que en las fotos los dientes desnudan el alma. Los dientes tapan, cubren, disimulan. El arte es la vida misma, esa vida real que nos atropella y nos eleva en un instante. Me puede la fotografía cuando me regala realidades, cuando lo que veo existe, existe porque alguien lo invento y me lo está regalando. Un sentimiento. Un momento. Eso que ahora es inmortal y va a serlo para siempre.
Lo fantasioso nos atrae, nos compra, nos ciega.. hoy el público consume la figura de perfecta irrealidad. La sonrisa. Admira a ese ser feliz que posa si despojos luciendo la alegría que uno no tiene. Y yo... yo pienso que el mejor instante ha de ser congelado con la naturalidad de expresión que la vida nos regala. Una mirada. Un gesto. Un lugar. Un instante que merece la pena ser recordado, porque alguien así lo quiso Y NADA MÁS.
Tu cara, la mía, la babosa del patio de la casa de tu abuela que nos molesta mientras tomamos mate. Si, eso, yo lo quiero así. A mi me mueve, y lo comparto. Y porque lo comparto puede moverte. Y nos movemos unos a otros, constantemente, nos hacemos regalos diarios que ni cotizan en centavos. Nos oponemos a la multitud que sonríe cual marquesina, carente de valor pero con precios superiores a lo que alguna vez pensaste pagar por ser feliz.
A contramano, como en todo, con un propio significado del "arte" no común al siglo XXI. Pero con la emoción de saber que al leer tu papel, ver tu imagen o apreciar tu cuerpo en movimiento.. VOY A CONMOVERME.
A eso vamos. De acá partimos... y no aseguro a donde llegaremos.

1 comment:

Sacudeelpescuezo said...

Listo escribí lo mismoooo