Hoy soy piojo.

El pelo florecido tiene rutas que apuntan a los ocho -ocho y más- puntos del gran salón llamado mundo, y el piojo no puede dudar a la hora de elegir su rumbo. El piojo camina tranquilo hasta que el pelo comienza a abrirse, entonces tiembla, teme, se paraliza. El piojo es aventurero y nada tiene que perder. Un paso en falso no acabaría con su vida, tan solo conduciría a otro pelo con nuevas rutas... pero de todas formas tiembla, teme y se paraliza. El piojo sabe que dentro de sus posibilidades, ninguna significa nada para el inmenso mundo en el que vive, pero siente su dilema como la peor catástrofe. Y sabe también que aunque camine todos los posibles destinos de la cabeza, nunca sera más que un PIOJO... Un piojo que por miedo elige seguir siendo liendre y vivir tranquilo aferrado a la raíz, lejos de las puntas con caída libre. Hoy el piojo desea tener 'alas' y así poder arriesgarse sin miedo a caer. Mientras espera en calma y absorbe con entusiasmo todo lo que llega a el. Es curioso, desea caminar, pero disfruta observando y juntando fuerzas. El piojo vago sabe por sabio aprendiz que crecer lleva su tiempo y que un paso es una desición. Hoy el piojo juega a ser responsable... pero no deja de ser PIOJO.