Desde ese entonces, la M se volvió parte de mi. Siempre conmigo, junto a mi corazon, representando ese valor del que hablaba. Claramente por tratarse de mi, y si bien era hermosa, no influía la estética al momento de usarla. Torpe como soy rompi varias cadenitas y le di los más diversos usos, como pulsera atada con hilo, por ejemplo.
Posó para fotos, conoció la playa y la montaña, giró de boliche en boliche, durmió muchas horas seguidas, saltó de alegria y pasó horas estática contemplando la quietud de mis tristezas... Y hasta se subió a un escenario conmigo!
Obviamente y también por tratarse de mi, miles de veces estuvo al borde de la desaparición. Ya sea olvidandola en casas agenas, siendo derivada de bolsa en bolsa hasta llegar al fondo del placard, perdiendose en el mar, en el colegio, en clases... en fin, siempre desaparecía. Particularmente en este ultimo tiempo, producto de la pequeña cadenita que la sostenía. De hecho, hace unos días recibí esto como un aviso: Creí perderla, me alteré, la busqué por todos lados y no apareció. Resignada volví a casa, y al detectar un mosquito en mi incipiente escote descubro que la muy viva estaba dentro del corpiño deportivo que llevaba, y allí habia pasado toda la tarde sin caerse. Claramente quería estar conmigo, o eso creía, porque siempre por una o otra forma volvía a mi, siempre alguien la encontraba y la devolvía -porque todos la conocían-. Y una y otra vez dije 'voy a cuidarla más, un día no va a volver'...
Bueno, no, no volvió.
Saliendo a las siete de la mañana era IMPOSIBLE recordar todo lo que tenía que llevar en el bolso para un día que acabaría a las diez de la noche.. y ni hablar lo que NO TENÍA que llevar. Asi fué que emprendió el viaje conmigo, al colegio, a almorzar, a gimnasia, a jazz, a tap... a tela. Y ahí nos separamos. Sabía por órdenes que no debía llevar nada más que mi cuerpo y hasta fui avisada en medio de la clase: 'No podés tener la cadenita, sacátela' 'Perdon, me olvide, pero si me la saco la pierdo'. Y seguí mi mambo. La 'acrobata' loca voló en su ruta. Subió y bajó, volvió a subir y volvió a bajar. Hasta que el reloj dijo basta y hubo que volver a la tierra. Todo en orden, 'nos vemos la próxima'... 'NO, yo no me voy, no sin mi bailarina'. Techo y suelo, o cielo y tierra para hacerlo más poético, y la cadena no estaba. O si, pero lejos de mi vista. En algun lugar que adoptará como hogar hasta que alguien la encuentre y... y... y... bueno, el final no está en mis manos. ¿Quien sabe para que puede alguien querer una bailarina con una fecha y una inicial?. No lo se, pero puedo jurar que nadie, para nada, puede quererla más que yo.
Continuará.
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