Ella quiere vivir a pleno, sabe que la vida es corta y quiere hacerla dudar. Sabe que cada amanecer es único y que puede ser la ultima vez que vea salir el sol. Sabe a quienes quiere a su lado, sabe amar entregando todo y odiar con la misma intensidad. Sabe respetar, escuchar, hablar...mucho. Sabe disfrutar de los instantes, aprender del error, equivocarse hasta caer y volverse a levantar una y otra vez. Sabe que tiene mucho adentro, y quiere mostrarlo al mundo. Sabe que el tiempo no es su aliado y ya aprendió a convivir con eso. Es estratega en lo cotidiano, piensa con el cuerpo y se arrastra por impulso. Es torpe, despistada, vuela en su mambo y es feliz en su burbuja.

Sabe de ella, sabe de todos, sabe del mundo. Sabe, dentro de su subjetividad, mucho.

Aprendió a combartir la impotencia, a apretar los dientes para no llorar. Aprendió a sufrir en silencio, a bailarlo -llorarlo- todo hasta no poder más. Aprendió a callar, a mirar, a entender. Pero en dieciséis años, aun no ha podido, aun no sabe... quedarse quieta.

Ella baila cada instante a pleno, su pasión jamás se esconde con el sol.