Jamás me mantuve constante, en nada, nunca. El equilibrio nunca fue mi fuerte, lo saben. En minutos soy capas de atravesar todos los estados de animo posibles, sin siquiera notarlo. Paso de la risa al llanto como algo natural, y no me sorprendo ante mis reacciones poco normales. Soy algo arrebatada podría decirse, actúo por impulso, por instinto. Un instinto natural (y no tanto) que si bien nació conmigo, se perfecciono en los últimos años. Un instinto tan real que a veces me asombra. Un instinto que es resultado de la unión del cuerpo, la cabeza y el corazón. A través de él puedo percibir cosas que nadie nota, intuir situaciones que nadie sospecha y conocer sentimientos tan ocultos como los mios mismos. Eso si, jamás me vas a escuchar decirlos. No sabría decir porque, pero siempre caigo presa del 'yo sabía' y nunca, nunca hago nada.
Si me sucede algo bueno, es lo mejor. Y si es malo, es lo peor. Siempre es así. Vivo con tal intensidad que todo me resulta interesantemente único. Y que queres que te diga? adoro ser así. Siempre todo es nuevo, nunca un día es igual al otro, ni siquiera parecido. Para mi, todo cambia contantemente, lo que no quiere decir que realmente lo haga. Y así como cambia todo, cambio yo. Con la boca que hoy te sonrío, mañana te puteo. Lo que ayer me hacia llorar, hoy es motivo de risa. Giro sobre mi misma sin pretender que nadie gire a mi alrededor. Así es más divertido. La vida toma un color diferente si vivimos todo al revés, si disfrutamos por igual la alegría que el sufrimiento, si aprendemos algo cada día, si de cada persona nos llevamos algo...
Sinceramente, no entiendo porqué la gente se empeña en buscar el equilibrio...

¡Con lo lindo que es vivir desequilibrado!
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