Relato de una ameba que necesita moverse.

¿Por que los paquetes de galletitas se terminan? ¿Por que las baterías de los celulares se acaban y por que yo nunca recuerdo cargarla? ¿Por que son las 8 am. de un sábado y lo último que quiero hacer es dormir? ¿Por que la música siempre saca el premio a la mejor compañera?

Demasiadas preguntas para una mente que no puede pensar más que en no pensar en el clásico '¿Por que?'

Y no, no puedo. No puedo evitar querer entender porqué tengo miles de personas al rededor y la única que quiero es una que me grite 'Despertate Hortas!', porqué puedo recorrer la costa entera y solo quiero caminar por el perímetro de un salón espejado, porqué no recuerdo la dirección del lugar en el que vivo pero escucho I gotcha y mi cuerpo es mi memoria...

A estas alturas, el porqué resulta ser lo de menos. El punto es que ya no puedo autoengañarme con el 'Falta poco' porque para Marzo aun falta Febrero.

Siento el cuerpo como una planta, demasiado grande para estar todo el tiempo tirado, y cada música que llega a mis oídos es interpretada con movimientos de planta que solo hacen crecer el deseo de moverme de verdad.

Y ahora es cuando mi yo interior viene a encontrar las respuestas a mis propias preguntas: Las galletitas se acaban porque sino comerías hasta morir para sentir que haces algo. La batería se gasta porque la música se escucha en equipos incansables que no cargan más que tu energía haciéndote sentir en el mismísimo paraíso, y no recordas cargarla porque estás acostumbrada a eso. No dormís porque ya te cansaste de hacerlo, doce horas diarias hablan de una inutilidad absoluta, pero nada es motivo válido para salir de la cama. Y sobre la música... bueno, es, fue y será siempre la mejor compañera. Porque mientras todo lo que ves te resulta inutil, ella te acerca a lo que queres acercarte, eso que amas y necesitas más que a nada: BAILAR.

Y quien ama el movimiento no puede vivir en la quietud del descanso innecesario. Ya es hora de arrancar, es tiempo de dejar de ser una triste ameba vacacional. No servís para hacer nada. Lo tuyo es otra cosa.