Wednesday

El adiós a mi infaltable compañera.

Ella si que jamás me falló. Ese conjunto de botones y lucesitas que fue una extensión de mi mano por más de 3 años, se despidió de mi sin dejarme despedirme. Y redundando en redundancias, ni si quiera se despidió. ¿A caso no es normal entablar relaciones de amistad y amor con los objetos? ¿A caso está mal que estas relaciones acaben por reemplazar a las humanas?. No para mi. No en el mundo en el que yo digo vivir. No para quien vive en el absoluto vacío sentimental y solo hallaba compañía total en un cascote del siglo pasado que solo conoce de ella lo que su lente pudo retratar... TODO.
Imposible negar que algo se rompió en mi, algo más que un display lleno de colores que en su idioma me dijo Goodbye. Ella fue testigo de los mejores y peores momentos de mi adolescencia {Yo no solo retrataba momentos felices.. alguien entiende esto}. Ella hizo recuerdo mis más divertidas salidas y mis deprimentes noches de encierro con la misma presición. Ella me acompañaba a todos lados, de la misma forma, sea cual sea el plan. Fue objeto de admiracion hace unos años, y de burla en este ultimo tiempo... pero ella y yo siempre supimos que mi orgullo de tenerla fue el mismo desde que abrí su caja allá en el 2008, hasta que se fue al cielo de las cámaras el 31/1/11.
"Bueno, te comprás otra" NO. No quiero otra! Si se muriera tu mejor amigo ¿te buscarías otro que ocupe su lugar? Si se muriera tu perro ¿Serías feliz comprando otro? Si se muriera tu hijo ¿Considerarias la posibilidad de tener otro?. ¿Podes seguir con el reemplazo como si nada hubiera pasado? ¿Puede realmente saber ocupar el lugar vacante? ¿Podes acostumbrarte al cambio sin antes sufrir la ausencia? Bueno... yo no. Yo no puedo. Tal es así que cada vez que veo un espejo recuerdo que ella estaría allí, y yo estaría en ella de ser así.
La extraño más que a todo lo material que perdí anteriormente en mi vida, más que a mis 80 chupetes, más que mi osito teddy, más que al burro Igor, más que a la lapicera rosa, más que a mi primer y segundo celular, más que al jean de Complot, más que a la camperita blanca, más que a mi amado buzo violeta... e incluso más que a varios amigos de carne y hueso que fueron quedando en el camino.
La extraño cada vez que quiero recordar y no puedo, cada vez que quiero inmortalizar un momento y en mis ojos no hay botón 'capturar'. La extraño porque fue parte de mi y hoy es parte del pasado.
La extraño y la amo, por que ella, la que me obligo a 'aprender' {Si es que algún día lo hice} lo que es la responsabilidad, hoy me regala un recuerdo que no tengo forma de retratar -al final si la hubo-: El mal recuerdo del día que se me fue. Y el enigma, gran enigma, de: ¿A quien le debo mis lágrimas?. No estoy loca familia, solo que jugando mataron a mi mejor amiga... ojala nunca les pase. Haganme acordar que el día que tenga un hijo no se los preste nunca, gracias.

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