Todos tenemos un lado incoherente, todos piramos de vez en cuando. Los rayes, los malos días y los momentos delirantes son cosas lógicas del ser humano. El problema es cuando eso deja de ser novedad, y estar desequilibrado se vuelve habito. En ese caso, no hay otra que admitirlo y llevar con orgullo una cualidad que acaba de despertarse en nosotros.
La gente se sorprende ante nuestras actitudes, pero en lugar de modificarlas nos acostumbramos a ser observados, criticados y ya deja de interesarnos la mirada agena. Nadie opina como nosotros en nada, nunca. No nos identificamos con ninguna tribu urbana, religión, ni grupo social. Nuestros pensamientos nos parecen totalmente normales, pero nadie los comparte, solo los aceptan con cara de espanto. La gente nos respeta, pero no nos entiende. Tampoco nos interesa que lo hagan. Todo lo que no nos involucra, deja de parecernos interesante, por eso a veces nos tildan de egoístas. Pensamos solo en nosotros, en mejorar, en crecer. Ni nos enteramos cuando los demás lo hacen. No competimos, pero admiramos. No nos comparamos con nadie nunca, nos gusta sentirnos únicos. Nuestros momentos de soledad nos resultan los mejores del día, y ni hablar si en ellos hay música. Todo espacio amplio se convierte escenario, y llenamos sus recobecos con movimientos sentidos. Nuestra vestimenta atrae miradas, jamas sabremos si son buenas o malas. Somos independientes, no nos atamos a nada ni a nadie: libres. El tiempo nunca nos alcanza, nunca. Nunca es suficiente para lo que se nos antoja hacer. No seguimos las normas, creamos las nuestras. No tenemos un modelo a seguir, no imitamos a nadie, estamos orgullosos de nuestra forma de ser y de todo lo que vamos logrando. Somos pocos en el mundo, incomprendidos sociales. Nuestro entorno nunca piensa como nosotros, no hace lo que hacemos ni ama lo que amamos. Vivimos en una hermosa obsesión que nos llena el alma. Tenemos nuestra propia visión de la realidad, adornada por pensamientos subjetivos y nacidos del alma. Somos pocos en el mundo, unidos por un hilo imaginario de PASIÓN. Un cupido que nos rompe la cabeza de un segundo al otro, y nos invita a un universo maravilloso. Somos individuos extraños, rayados, especiales, increiblemente buenos. Somos despreocupados pero INTENSOS. Nuestra vida es el día a día. Nos expresamos de diversas formas, pero transmitimos como nadie. Sociables, abiertos, llamativos. Vemos el alma de las personas a través de sus movimientos. Nos dispersamos por el mundo para llevar luz a las almas oscuras. Somos muchos, pero nadie nos descubre. Somos invisibles a los ojos del humano común. Entre nosotros nos reconocemos, aun sin conocernos. Tenemos un lenguaje propio que manejamos a la perfección. Y nos relacionamos mediante el ARTE.
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