Con un pie en el asfalto y otro undiendose en el mar.

Y asi estoy. Como podran observar, otra vez tengo los pies sobre el caliente asfalto de la ciudad autonoma de buenos aires -no tan caliente en estos dos dias-. Lo que no significa que los tenga sobre la tierra. Debo admitir que una parte de mi aun escucha el ruido de las olas al atarceder, asi como los alaridos del churrero, desesperantes a la hora de tomar sol. Aun conservo la sensacion de la arena bajo mis uñas. A veces todavia siento ese viento saladito caracteristico de la costa chocar con mi cara y arruinar despiadadamente cualquier tipo de peinado. Y sigo caminando desenterrandome los pies a cada paso, y sacudiendolos cuando me levanto del piso. Definitivamente, una parte de mi se quedo allá. Mi cabeza aun no logra asimilar el regreso. Una corta estadia para tanto relax. Estando aca, en mi lugar, siendo que me falta algo. Algo que perdi y no voy a recuperar hasta el año proximo.

A lo largo de mis quince años fui perdiendo muchas cosas en mis viajes, desde chupetes en la arena, hasta plata. Desde que soy chiquita vuelvo con menos de lo que lleve, muchas veces compenzado por nuevas compras. Se podria decir que estoy acostumbrada a dejar algo que me represente cerca del mar, como cuando con solo tres años me autoconsole por la perdida de Teddy, mi osito preferido, diciendo "bueno, el va a estar feliz, porque este con quien este, va a estar en la playa". Sin ir mas lejos, el año pasado jure haber perdido alli unas cuantas neuronas. Sin embargo, ninguna vuelta la senti tanto como esta. Nunca senti tan a flor de piel el regreso, y la falta de algo. Mientras una parte de mi muere de ansiedad por volver a bailar, otra sufre la soledad y padece nostalgia. Todo trae a mi mente recuerdos de algo hermoso, pero algo que acabo. Aun sabiendo que no es material lo que dejé, hoy no encuentro consuelo, porque lo que me falta no se compra. No deje chupetes, ni ropa, ni ositos. Dejé algo que no lo olvide por casualidad, sino que eligio quedarse. Este año experimente algo nuevo, deje en el mar un pedazo de corazón. Puedo vivir sin él, pero necesito volver a buscarlo.